Por: Francesco Manetto – El Pais
Sudamérica va camino de convertirse en una foto fija. Las fronteras, el acceso de extranjeros, la movilidad, pero también las clases, los eventos culturales y, en última instancia, la agenda política. El presidente colombiano, Iván Duque, dio este lunes un paso más y anunció el cierre de todas las fronteras -terrestres, marítimas y fluviales- desde mañana hasta el 30 de mayo. La medida impedirá la salida y entrada de “ciudadanos nacionales y extranjeros”. Los colombianos y los residentes podrán ingresar por vía aérea al país, que contabiliza 57 casos. Casi al mismo tiempo, Nicolás Maduro decretó la cuarentena total de Venezuela.
La suspensión de la rutina y las restricciones a los desplazamientos abocan a una región acostumbrada a convivir con los sobresaltos a aplazar sus enormes desafíos. El coronavirus ya ha paralizado de alguna manera a la región, a algunos de sus principales países, de Colombia a Argentina, Perú, Venezuela o Bolivia, aun cuando el número de contagios es muy inferior a las cifras que se registran en Europa.
Esa instantánea tiene una excepción en Jair Bolsonaro. Pese a la actitud del presidente de Brasil, que llegó a calificar de “histeria” la preocupación social, el aislamiento y la repercusión de la crisis en las economías locales han llevado a los gobernantes a ensayar fórmulas de colaboración diplomática. En algunos casos, se afianza la cooperación y en otros, por ejemplo, en las tensas relaciones entre los Gobiernos de Iván Duque y Nicolás Maduro, la pandemia ha derivado en un recrudecimiento de la tensión.
El cierre de los territorios nacionales no es total pero no tiene precedentes a esa escala. Colombia, Argentina y Perú decretaron el domingo 15 de marzo restricciones de entrada para todos los extranjeros no residentes. Antes habían adoptado medidas parecidas Venezuela, Ecuador o Bolivia. El último país en cerrar fronteras ha sido Uruguay, que este lunes decretó cancelar las llegadas desde Argentina e informó que también tomará medidas en su frontera con Brasil. A estas decisiones se suman la imposición de cuarentenas para los retornados, la prohibición de reuniones y actos multitudinarios o el cierre de colegios. Y los aeropuertos se han convertido en uno de los principales focos del malestar de los ciudadanos. El ministro colombiano de Salud, Fernando Ruiz Gómez, tuvo que hacer un llamamiento a la calma ante la avalancha de quejas por la gestión del aeropuerto de El Dorado de Bogotá, uno de los principales nudos de comunicaciones de la región. “Hoy todas las operaciones aéreas en el planeta son de retorno, buscando esencialmente proteger a la población que regresa a sus países de origen”, señaló.
Por la mañana mantuvieron una reunión por videoconferencia los presidentes de Colombia, Chile, Argentina, Ecuador, Perú, Bolivia y Uruguay. Brasil estuvo representado por su canciller. El objetivo, según informó el mandatario peruano, Martín Vizcarra, era valorar y coordinar acciones de contención contra la propagación del virus COVID-19. “Acordamos que juntos saldremos adelante”, dijo. “Revisamos en detalle acciones conjuntas para enfrentar la pandemia de coronavirus”, añadió Duque. Ante el aumento de contagios en Ecuador, con 58 casos confirmados al tiempo de esta publicación y 21 de ellos en un día, el presidente de ese país, Lenín Moreno, decretó el estado de excepción en todo el territorio nacional e impuso un encierro obligatorio generalizado que suspende la jornada laboral presencial tanto en el sector público como en el privado. Nadie podrá ir a trabajar desde este martes -si se puede por teletrabajo-, salvo el personal de servicios de emergencias, de las cadenas de alimentación, de exportación, las fuerzas de seguridad y otras excepciones puntuales. Y nadie podrá salir de casa desde las nueve de la noche hasta las cinco de la mañana. El mandatario ecuatoriano no ha especificado hasta qué fecha se mantendrá el toque de queda y la restricción a la circulación de personas y vehículos, unas medidas que ha calificado de “excepcionales” ante una “situación excepcional”.
Para la compra de alimentos, medicinas y para hacer otras actividades esenciales, se ha establecido un horario de circulación en función de la matrícula de los vehículos. Los lunes, miércoles, viernes y domingos podrán movilizarse los automóviles con número terminado en cifra impar y el resto de los días de la semana, los de cifra par. Pero siempre antes del toque de queda.
A falta de nuevos pasos, Duque, en permanente pulso con Maduro, anunció el pasado viernes 13 de marzo el cierre de los pasos fronterizos con Venezuela. Esa medida, que recibió duras críticas del Gobierno venezolano, no supone en sí una novedad. Debido a la grave crisis política y social del país caribeño y a las tensiones entre Caracas y Bogotá, que apoya sin matices al líder opositor Juan Guaidó y lo reconoce como presidente legítimo, la frontera, la más porosa de América, con más de 2.200 kilómetros repletos de trochas o caminos informales, permaneció cerrada temporalmente en varias ocasiones en los últimos años.
Tensión entre Bogotá y Caracas
En este caso, sin embargo, Duque asegura que lo hace para proteger a la población colombiana. “La capacidad de detección de Venezuela es mínima, la capacidad de administrar la situación es mínima”, se escudó este lunes en una entrevista en la emisora La FM. Y aseguró que no merece la pena trabajar directamente con el Gobierno del país vecino, por lo que prefiere dejar en manos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) las tareas de coordinación. “Desde el régimen [chavista] siempre buscan sacarle provecho político a todo. Aquí no hay discursos políticos y los canales directos en esto poco o nada sirven por la misma situación que tiene el sistema de salud allá”, recalcó.
Maduro impuso en un primer momento la cuarentena en siete Estados del país, incluyendo las ciudades más pobladas, Caracas y Maracaibo, y se dirigió a la Organización Mundial de la Salud y a la OPS para “propiciar la coordinación y comunicación” con Colombia. Venezuela, golpeada desde hace años por una catástrofe económica y una hiperinflación sin freno, tiene un sistema sanitario deteriorado e ineficiente. Y el impacto de la pandemia en el sector petrolero, el único que todavía sustenta la precaria economía del país, limita aún más el margen de acción de sus autoridades para hacer frente a esta crisis. La cuarentena incluye la suspensión de las actividades laborales, excepto la distribución de alimentos, servicios básicos, transporte y centros de salud. Las clases habían sido suspendidas la semana pasada con el primer reporte. La seguridad nacional está al mando de la Fuerza Armada, que ha colocado controles para impedir la circulación entre ciudades.
Además, las autoridades, ordenaron a todas las personas que salen a comprar comida y medicinas o que utilizan el transporte público llevar mascarillas de cualquier tipo, pese a que no hay abastecimiento pleno de este artículo ni siquiera en los hospitales. Este lunes policía devolvió a sus casas a quienes no lo llevaban e incluso se reportaron detenciones de personas que estaban en la calle sin tapaboca. Según Maduro, el mayor número de casos corresponde a personas entre de 20 y 39 años y todos son importados de Europa y Colombia. Sin embargo, uno de los que se conoció hoy fue el del encargado de negocios de la Embajada de Argentina, Eduardo Porreti, quien aseguró que no ha salido del país en los últimos seis meses.
En cualquier caso, el coronavirus ha congelado de momento las prioridades de las agendas políticas y legislativas de la región e incluso ha eclipsado los escándalos que rodean algunos Gobiernos, como ha ocurrido en Colombia a propósito de la investigación de los vínculos entre un narcotraficante hoy fallecido y el Centro Democrático, el partido que sostiene al Ejecutivo liderado por el expresidente y senador Álvaro Uribe.