Opinión Por: Marcos Dávila
Los conservadores, «cositas», a través de la historia han estado del lado de grandes asesinos, de grandes corruptos, de grandes traidores a México; los conservadores fueron quienes vilipendiaron a los héroes de la Independencia en 1810; fueron quienes recibieron con flores al invasor extranjero en 1863; fueron fieles defensores de Porfirio Díaz en 1910; fueron quienes perpetraron fraudes electorales para imponer a Salinas en 1988, a Calderón en 2006, a Peña en 2012.
Hoy como ayer, los conservadores están muy malacostumbrados y, obviamente, se oponen a la Cuarta Transformación, como se han opuesto a las tres grandes transformaciones que ha habido en la historia de México.
Como la historia nos enseña, los zopilotes siempre estarán acechando, esperando su oportunidad para lanzarse con todo —y es que el golpismo es también sinónimo de conservadurismo—. Pero no se equivoque la mafia del poder, no se olviden que Andrés Manuel López Obrador ha llegado para defender la dignidad de los mexicanos, y amor con amor se paga.
Por eso hoy, una de las batallas inevitables es en contra del conservadurismo reaccionario, llámese mafia del poder o llámese neoliberalismo.
Mientras tanto, los malacostumbrados no regresarán al poder. Y, sobre todo, que tengan cuidado si piensan tocarle un solo pelo a AMLO.