Opinión Por: Marcos Davila
Al igual que la política, la economía es un tema que compete a todo mundo, a pobres y a ricos porque, como bien lo señalaba Rius, «nadie se libra de la economía: hasta los fakires más flacos tienen que comer de vez en cuando…».
Durante el larguísimo periodo de los antiguos gobiernos, la malacostumbrada clase dominante, autoproclamada dueña y administradora absoluta de la riqueza de México, abogó siempre por la «libertad de mercado», como para que haya libertad de robar, de saquear y de privatizarlo todo para beneficiar a los más privilegiados.
Los antiguos gobiernos, si hubiesen podido, habrían hecho una ley para obligar a la gente más humilde a «ahorrar comiendo menos». El «crecimiento» económico, ese del que tanto hablan los ‘neoporfiritos’, con los antiguos gobiernos parecía, más bien, una competencia de a ver quién robaba más. Las clases bajas nunca veían ese «crecimiento» reflejado en sus bolsillos. Y, en tiempos difíciles, era sólo al pueblo a quien se le pedía apretarse el cinturón.
Hoy, bajo la consigna de «primero los pobres», Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y la Cuarta Transformación buscan apoyar, como nunca se ha hecho antes, a la economía popular y tener como prioridad el cubrir las necesidades básicas de todos; el que todos tengan comida, casa, salud, educación, trabajo bien pagado; el dar apoyo a los negocios informales, a los adultos mayores, a los discapacitados, a los niños y a los jóvenes estudiantes…
Es una cuestión de administrar la riqueza de una manera más justa. El satisfacer las necesidades del pueblo es mucho más importante que los intereses de los millonarios y de las transnacionales; colocar al mexicano por encima del dinero, al humano por encima de la ganancia y del negocio.
¡Qué bueno que hoy el gobierno se aprieta el cinturón y lo que se ahorra estar destinándolo al beneficio de los más pobres! ¡Qué bueno que hoy se le quite a los ricos corruptos para devolverle al pueblo lo robado! Será interesante ver el ahorro total del plan de austeridad republicana de AMLO, y el ahorro del combate a la corrupción de alto nivel de aquí al 2024, todo indica que será una cifra muy destacada.
Una economía más equitativa y un líder nacional incorruptible es un gran avance para México.