Esperando a la Parlamentaria
Artículo de opinión por: Maribel Hastings y David Torres- Américas Voice en español
Mientras la larga espera por la decisión de la Parlamentaria del Senado desespera enormemente, sobre todo a los inmigrantes indocumentados, la pregunta obligada en este momento es: ¿qué está pasando en realidad?
Es decir, ¿el retraso se debe a la Parlamentaria, o bien el liderazgo demócrata del Senado se está escudando en la funcionaria para no tener que lidiar con el asunto migratorio este año? Esto, aunque lo que se pondera ni siquiera sea la vía a la ciudadanía para millones de indocumentados.
Ya se sabe que en política no hay coincidencias ni sorpresas al cien por ciento. En temas espinosos, casi siempre todo está prácticamente “cocinado”, mientras se negocia tras bambalinas para que cada parte no quede ni tan mal, ni tan débil, en función de la otra. Finalmente saben que integran la misma clase política que, según la ley del péndulo, hace que algunas veces un país esté a la derecha y otras a la izquierda. No falla.
Por eso, a la pregunta de qué está pasando en realidad se debe agregar otra igualmente determinante: ¿Por qué perverso propósito ambas partes mantienen en total ansiedad a 11 millones de indocumentados —11 millones de seres humanos— que viven, trabajan, aportan y literalmente dan sus vidas por una nación que no los termina de aceptar? Esta espera forzada, en ese sentido, es irresponsable, es deshonesta y es injusta.
Pero el año está próximo a concluir y, una vez más, hasta ahora, no hay visos de que vaya a concretarse algo. Incluso, la prensa reportó que el plan Para Una Mejor Reconstrucción (BBB), donde está incluido el lenguaje de un permiso temporal de trabajo y protección de la deportación para 6.5 millones de indocumentados, se retrasaría hasta principios de 2022. Ello, por diferencias demócratas en torno a otros componentes de la medida. O más bien por las exigencias de un par de demócratas, particularmente el senador Joe Manchin, de West Virginia, y sus conservadoras exigencias, aunque uno se cuestiona si Manchin, como la Parlamentaria, se ha convertido en la excusa perfecta para la inacción de parte del liderazgo demócrata del Senado.
Sea cual sea el caso, no hay que olvidar que 2022, que arranca en escasos 16 días, es año de elecciones intermedias. Y aunque una reciente encuesta de la consultora Equis concluyó que en 2020 la inmigración pasó a un tercer plano —después del Covid-19 y de la economía—, para los votantes latinos preocupados por estos dos grandes temas la realidad es que la inacción en el rubro migratorio sí puede incidir en el entusiasmo de aquellos votantes que, ya sea por empatía o porque tienen vínculos familiares con indocumentados, están cansados de la falta de acción en este frente, sobre todo porque los demócratas llevan décadas formulando promesas.
En efecto, han sido décadas de dar por sentado el apoyo de los latinos, un apoyo que los demócratas no fomentan permanentemente y por el que no luchan a cabalidad, sino cuando lo necesitan en tiempo electoral, casi siempre a último minuto.
Al respecto, una de las conclusiones del estudio de Equis es esclarecedor: “Entre los latinos, los demócratas continúan teniendo algunas ventajas naturales, específicamente en preocuparse más por ‘personas como usted’ y ser ‘mejores para los hispanos’, pero están en igualdad de condiciones con los republicanos en áreas que alguna vez definieron su marca: valorar el trabajo duro, defender el sueño americano y ayudar a los trabajadores estadounidenses”.
Si a eso se suma que hay promesas en otros rubros que tampoco se han cumplido, como por ejemplo las medidas para proteger el derecho al voto de las minorías ante el ataque frontal de estados y legislaturas republicanas a través del país, los demócratas están cocinando una receta para el desastre electoral, poniendo en peligro su control del Congreso.
Y mientras tanto, hay que seguir “esperando a la Parlamentaria”, como si todos fuéramos parte de la obra Esperando a Godot, del escritor irlandés Samuel Beckett, porque este inexplicable momento es otro ejemplo de ese “teatro del absurdo” aplicado al ambiente político estadounidense. Y es de temerse que, como en dicha obra, la Parlamentaria (Godot) nunca llegue, y lo único que quede por hacer es especular sobre cosas que realmente no conocemos, De tal modo que, como Vladimiro y Estragón —los dos personajes de Esperando a Godot— tendremos que… seguir esperando. ¿Pero esperando qué y por cuánto tiempo más?
Así, en cada ciclo electoral la madurez política de los latinos ha demostrado que pueden oscilar entre un partido y otro, sobre todo en estados clave para ganar la presidencia.
Seguir postergando promesas incumplidas no augura nada bueno para los demócratas, ni para los grupos que dicen y presumen “defender” y representar.