Gustavo Petro lleva al poder a la izquierda por primera vez en la historia de Colombia

El exguerrillero se impone al populista Rodolfo Hernández con el 50,5% de los votos y tres puntos de ventaja

 

Por: INÉS SANTAEULALIA-EL País

 

Colombia entró este domingo en una nueva era política. La izquierda gobernará el país los próximos cuatro años por primera vez en su historia. Gustavo Petro ganó las elecciones con el 50,4% de los votos frente al 47,3% del candidato populista Rodolfo Hernández. La contundente victoria del Pacto Histórico confirma el deseo de cambio de los colombianos, que pasaron página a décadas de gobiernos conservadores. Los tres puntos de ventaja alejan el fantasma del fraude, siempre presente, y ponen punto final a la campaña más tensa que se recuerda en Colombia.

 

Petro doblegó con mayoría absoluta las resistencias que genera en parte de los ciudadanos el mero hecho de mentar su nombre. Esta era su batalla contra Rodolfo, pero sobre todo era una lucha sobre sí mismo. El antipetrismo es enorme en un país marcado por la violencia de décadas de conflicto. Petro, exguerrillero del M-19 y abanderado de la izquierda, encarna para muchos colombianos todo lo que siempre han querido mantener alejado del poder. Esos que prefieren votar por cualquiera que no sea él. Los que siempre han sido mayoría. Hasta este domingo.

 

“A partir de hoy Colombia cambia. Es otra. No es un cambio para vengarnos ni para crear más odios”, dijo en su primer discurso como presidente electo. Ahí arriba en la tarima, donde intentó verse tantas veces sin éxito, Petro tomó su primera decisión, con una enorme carga simbólica. Pidió a la Fiscalía que “libere a todos los jóvenes” arrestados durante las protestas y el estallido social de 2021. Las urnas reflejaron el domingo el hartazgo por las profundas desigualdades del país y el hastío hacia la élite dirigente tradicional que llevan años reflejándose en las calles. Un descontento que encendió la protesta en 2019 y que el año pasado paralizó ciudades enteras dejando decenas de muertos, la mayoría jóvenes, víctimas de la represión policial. La protesta también estuvo presente en la primera noche de la izquierda en el poder a través de la madre de Dilan Cruz, un joven muerto en 2019 a manos de la policía.

 

Petro tiene enormes retos por delante. No fallarle a todos los que esperan que su llegada al poder suponga un cambio real en sus vidas. Pero también unir a un país roto y dividido. Sus promesas de campaña incluyen transformaciones profundas que necesitarán de amplias mayorías en el Congreso, con las que no cuenta de entrada. El presidente electo plantea cambiar el modelo productivo del país e iniciar una transición energética para reducir la dependencia petrolera. También acabar con el hambre y reducir la pobreza, que hoy afecta al 39% de los 51 millones de colombianos.

 

La de este domingo fue una jornada de primeras veces. El país tendrá la primera vicepresidenta negra de su historia. Francia Márquez, la ambientalista afrocolombiana que tuvo que abandonar su territorio amenazada de muerte, será también la ministra de Igualdad. Una victoria ganada a pulso, incluso al mismo Petro, que durante mucho tiempo no vio claro que ella fuera su número dos. Márquez se convirtió en el gran fenómeno de la campaña y en un catalizador de voto que pocos supieron medir. El voto afro, el de las mujeres, el de los territorios, el de aquellos a los que ella llamó “los nadies” y que se vieron reflejados en esta madre soltera, rostro de todas las violencias del país, y que hoy llegan de su mano a la cima del poder ejecutivo. “Vamos a reconciliar a esta nación, vamos por la paz de manera decidida. Vamos por la dignidad y por la justicia social”, dijo la noche del domingo, convertida en lo que nunca una mujer como ella había logrado en este país.

El próximo 7 de agosto se celebrará la investidura de Petro como sucesor de Iván Duque, el último presidente uribista. El nuevo Gobierno se sumará al eje regional de izquierdas en el que ya están el mexicano Andrés Manuel López Obrador, el argentino Alberto Fernández, el boliviano Luis Arce, el peruano Pedro Castillo y el chileno Gabriel Boric.

 

El presidente electo, que durante la jornada había insistido machaconamente en sus redes sociales en la posibilidad de un fraude electoral, acabó el día eufórico. “¡Me llamo Gustavo Petro y soy su presidente!”.

 

Se cerraron las urnas. Se terminó la campaña. Petro arranca la mayor de sus batallas. La de cumplir las expectativas y la de ganarse a los otros. La que definirá cómo entra su nombre en la historia de Colombia.

 

 

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