La atención infantil en Minnesota ya estaba en crisis antes de la amenaza de una congelación federal
El cuidado infantil en Minnesota está en crisis, incluso antes de la amenaza de una congelación federal de la financiación.
Como directora de un centro de cuidado infantil, cultivo las relaciones con otros líderes de la primera infancia para aprender y colaborar, y este año, mis colegas me han dicho repetidamente: «Ya no sé cuánto tiempo podré mantener mis puertas abiertas». Sólo pude responder con un asentimiento triste y cómplice.
Los administradores de guarderías no podremos salvar el sector por nuestra cuenta.
Los costes inflacionistas, el agotamiento de los profesores y los salarios más altos en McDonald’s que en las guarderías han hecho que el panorama sea insostenible desde el punto de vista financiero. Una congelación de la financiación federal significaría el colapso.
Recientemente estuve en un Zoom con 90 directores y administradores de guarderías de todo Minnesota en respuesta a la amenaza de una congelación de la financiación federal. Muchos compartieron que si la financiación de la Ayuda al Cuidado Infantil -conocida como CCAP- se detuviera durante unos pocos meses, se retirarían. Miramos al futuro con lágrimas en los ojos y los nudillos blancos. No por miedo a nuestras cuentas bancarias, sino por preocupación por los niños que cuidamos y las familias que dependen de nosotros.
El cuidado infantil es un sistema de mercado fallido. Las familias no pueden permitirse el coste real del cuidado, que incluye salarios dignos para los profesores y otros recursos necesarios para un cuidado de alta calidad. Y, tal como están las cosas, la mayoría de las familias pagan mucho más del 7% de sus ingresos anuales que el gobierno federal considera «asequible».
La nómina representa el 70% o más del presupuesto de la mayoría de los centros de cuidado infantil. Incluso cuando los profesores cobran menos de lo que podrían ganar en Home Depot, los márgenes de beneficio siguen siendo sólo del 1% para los centros de cuidado infantil a nivel nacional.
Unos meses de volatilidad financiera a causa de una congelación federal provocarían el cierre de innumerables centros.
Con escasos márgenes de beneficio, la mayoría de los centros no tienen un fondo de reserva suficiente para sobrevivir a un mal trimestre, a pesar de una contabilidad escrupulosa y medidas de eficiencia.
Se podría pensar que una congelación de tres meses de la financiación del CCAP sólo afectaría a las familias dependientes del CCAP. Pero no es así.
Por ejemplo, una guardería del área metropolitana con 10 niños en edad preescolar que cumplen los requisitos del CCAP recibe 1.593,60 dólares al mes por niño. Si esa financiación desapareciera debido a una congelación federal, se perderían 47.808 dólares en ingresos en tres meses, lo que superaría con creces los márgenes de beneficio del centro. Tras seis meses de congelación, el fondo de reserva se habrá agotado y el centro se preparará para cerrar.
Ya no son 10 niños sin acceso a la atención; son 100 niños sin atención, y 100 familias luchando por mantener sus puestos de trabajo, y 30 educadores de cuidado de niños sin trabajo. Imagínese lo rápido que cerraría un centro si el 50% o más de sus familias recibieran CCAP. Todos los centros, en todas partes, se verán afectados.
Los trabajadores de guarderías son la mano de obra que hay detrás de la mano de obra. Sin ellos, otras personas no pueden ir a trabajar, que es la razón por la que este tema es típicamente bipartidista – los republicanos del Gran Minnesota y los demócratas urbanos se enfrentan a esta cuestión.
La atención a la infancia es un bien público que contribuye al bienestar de los niños y las familias. Cuando se hace bien, es un gran igualador – neutralizando la brecha de rendimiento y ayudando a los niños a ser resilientes, solucionadores de problemas prosociales en el jardín de infancia y más allá.
Una amenaza para el CCAP es una amenaza para todo el sector de la primera infancia. Todos los niños merecen tener acceso a un cuidado infantil asequible y de alta calidad. El cuidado infantil merece protección y apoyo financiero público para el bienestar de los niños y las familias, y a su vez de todos nosotros, hoy y mañana.
Nuestros dirigentes electos deben garantizar que la financiación de los programas de los que dependen los niños y las familias siga siendo sólida y segura ahora y en el futuro.
