Hezbollah no es Hamas. ¿Puede Israel permitirse otra guerra total?
Por Nadeen Ebrahim
Con miles de proyectiles, la sombra de una guerra total se cierne sobre el Líbano
Tras casi un año de combates en Gaza, Israel está intensificando las hostilidades con Hezbollah en Líbano, con operaciones encubiertas dirigidas contra dispositivos de comunicación y una feroz campaña de bombardeos que dejó cientos de muertos.
La lucha contra Hamas puso a prueba a las fuerzas armadas israelíes, que apenas dan tregua a los soldados; los oficiales aluden a la escasez de efectivos en el Ejército; la economía se enfrenta a su mayor declive en años; y crece la presión pública en favor de un alto el fuego y un acuerdo sobre los rehenes.
No está claro si Israel pretende –o se sentirá obligado– a lanzar una invasión terrestre en Líbano. Pero la pregunta se cierne sobre el país: ¿puede Israel asumir un segundo frente?
Desde el 8 de octubre, al día siguiente del mortífero ataque de Hamas contra Israel, se produjeron regularmente disparos transfronterizos entre Hezbollah y el Ejército israelí. Hezbollah disparó por primera vez contra Israel en protesta por la guerra en Gaza, exigiendo un alto el fuego allí como condición para poner fin a sus ataques.
Las apuestas subieron la semana pasada cuando Israel hirió a miles de personas en todo el Líbano, detonando localizadores y walkie-talkies utilizados por Hezbollah. A ello siguió una escalada de tiroteos.
En caso de que Israel entre en una guerra a gran escala con Hezbollah, los expertos afirman que se enfrentará a una amenaza mucho mayor que la de Hamas, con los consiguientes costos.
Explosión de un walkie-talkie en el Líbano es captado en video 1:23
“Hezbollah no es Hamas”, afirma Yoel Guzansky, investigador del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional (INSS, por sus siglas) de Tel Aviv, que formó parte del Consejo de Seguridad Nacional de Israel bajo tres primeros ministros. Hezbollah es “un Estado dentro de otro Estado” con capacidades militares mucho más sofisticadas, declaró a CNN.
Durante el fin de semana, el grupo lanzó uno de sus ataques más profundos contra Israel. El Ejército israelí informó de impactos en Kiryat Bialik, Tsur Shalom y Moreshet, cerca de la ciudad portuaria de Haifa, a unos 40 km al sur de la frontera.
Mujeres asisten al funeral de los combatientes de Hezbollah Abbas Ahmad Srour y Mohammad Hussein Kassem en Aita al Chaab, Líbano, el 29 de junio. (Crédito: Chris McGrath/Getty Images)
El intercambio transfronterizo del último año ya causó la evacuación de más de 62.000 residentes de sus hogares en el norte de Israel y la muerte de 26 civiles israelíes y 22 soldados y reservistas, según los medios de comunicación israelíes. Antes de la escalada del fin de semana, había más de 94.000 desplazados y más de 740 muertos en el lado libanés, entre ellos unos 500 combatientes de Hezbollah, según Reuters. Solo desde el lunes, los ataques israelíes causaron la muerte de al menos otras 558 personas y el desplazamiento de 16.500, según las autoridades libanesas.
Aquí algunos de los principales retos a los que se enfrenta Israel en un posible conflicto más amplio con Hezbollah:
Un enemigo más fuerte
El grupo islamista chiíta, el socio regional más próximo a Irán, no solo hizo gala de un armamento más sofisticado en el último año, sino que también cuenta con una profundidad estratégica a través de sus aliados y socios en todo Medio Oriente, incluidos Iraq y Yemen.
Aunque las capacidades militares de Israel mejoraron desde su última guerra en Líbano en 2006 –cuando el Estado judío aún no disponía de su sistema de defensa Cúpula de Hierro–, también lo hizo el arsenal de Hezbollah.
Los analistas militares estiman que Hezbollah tiene entre 30.000 y 50.000 soldados, pero a principios de este año su líder, Hassan Nasrallah, afirmó que cuenta con más de 100.000 combatientes y reservistas. También se cree que el grupo posee entre 120.000 y 200.000 cohetes y misiles.
Su mayor activo militar son los misiles balísticos de largo alcance, de los que se calcula que dispone de miles, incluidos 1.500 misiles de precisión con un alcance de 250-300 kilómetros.
Durante el ataque del fin de semana, Hezbollah dijo haber atacado la base aérea israelí de Ramat David con misiles Fadi 1 y Fadi 2, armas de mayor alcance que se cree fueron utilizadas por primera vez. La base se encuentra a unos 50 kilómetros de la frontera libanesa.
El Ejército israelí no respondió a las preguntas sobre si la base había sufrido el impacto. Los servicios de emergencia israelíes informaron que tres personas habían resultado heridas en los ataques.
Behnam Ben Taleblu, miembro del grupo de expertos de la Fundación para la Defensa de las Democracias (FDD, por sus siglas), con sede en Washington, que se ocupa de Irán y sus aliados, declaró que “el peso de la ojiva de estos proyectiles recuerda a la pesada munición asistida por cohete Burkan IRAM (Improved Rocket Assisted Munition), introducida por primera vez el invierno pasado contra Israel por Hezbollah, pero con un alcance considerablemente mayor”.
Los ataques de Hezbollah utilizando estos proyectiles “probablemente son una forma en que el grupo busca mantener las apariencias sin perder la cabeza tras los ataques de comunicaciones y el ataque a altos dirigentes la semana pasada por parte de Israel”, declaró Ben Taleblu a CNN.
Orna Mizrahi, experta en Hezbollah del INSS, afirmó que gran parte de la capacidad de Israel para librar una guerra en dos frentes depende del apoyo de Estados Unidos.
“Las FDI (Fuerzas de Defensa de Israel) pueden luchar en ambos frentes durante mucho tiempo, y tenemos capacidad para hacerlo si contamos con la munición de los estadounidenses”, afirmó Mizrahi, quien añadió que si se produce una guerra a gran escala, es probable que Estados Unidos intervenga para apoyar a Israel.
Además, Israel cuenta con una enorme ventaja en materia de inteligencia, que se puso de manifiesto sobre todo en los audaces ataques de la semana pasada contra las comunicaciones de Hezbollah.
Un Ejército desbordado
Israel es un estado pequeño y sus efectivos militares no son ilimitados. Mientras se prepara para una posible segunda guerra, las FDI están desviando algunas de sus divisiones clave de Gaza a su frontera norte.
“Cuando se lucha en más de un frente, no se puede invertir demasiado en todos los frentes”, dijo Mizrahi. “Así que será una forma diferente de luchar”.
El ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, dijo la semana pasada que “el centro de gravedad se está moviendo hacia el norte” y que ahora se están trasladando “fuerzas, recursos, energía”.
Entre esas unidades se encuentra la 98ª División de élite israelí. También conocida como Utzbat HaEsh, se cree que esta división de paracaidistas está formada por entre 10.000 y 20.000 soldados, según los medios de comunicación israelíes.
Guzansky afirmó que desviar recursos hacia el Líbano no significa que la guerra de Gaza haya terminado, sino que Netanyahu se siente obligado a ocuparse del frente norte en medio de la creciente presión interna para facilitar el regreso de los evacuados de la zona.
Servicios de emergencia y fuerzas de seguridad israelíes se reúnen entre escombros y vehículos carbonizados en Kiryat Bialik, en el distrito de Haifa en Israel, tras un ataque reportado por Hezbollah desde el Líbano el 22 de septiembre. (Crédito: Jack Guez/AFP/Getty Images)
Analistas y oficiales del Ejército citados por los medios de comunicación israelíes también afirmaron en repetidas ocasiones que las FDI sufren escasez.
Al comienzo de la guerra contra Hamas, el Ejército reclutó a unos 295.000 reservistas en un esfuerzo por aumentar sus efectivos. Pero ese número está resultando insuficiente.
Los combates en Gaza y en otros lugares también pasaron factura a los soldados, de los cuales 715 murieron hasta ahora desde el 7 de octubre, incluso en el norte.
“Esta es la (guerra) más larga de este tipo en la historia de Israel, más que la Guerra de la Independencia en 1948”, dijo Guzansky, añadiendo que este es el objetivo de Hezbollah e Irán, “debilitar a Israel gradualmente”.
“Disparar cohetes todos los días, a baja escala, y ocupar a las FDI, sobrecargar a las FDI”, dijo.
Una economía en declive
La economía de Israel fue una de las mayores víctimas de la guerra en Gaza, recibiendo un duro golpe desde los primeros días del ataque del 7 de octubre. Miles de empresas sufrieron las consecuencias de que los reservistas abandonaran su vida civil para tomar las armas, y la economía del país se está reduciendo a un ritmo alarmante.
“Es devastador para la economía israelí, para la sociedad israelí”, dijo Guzansky, añadiendo que las repercusiones perdurarán durante años.
De los 38 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, por sus siglas), Israel registró la mayor desaceleración económica entre abril y junio de este año, según señala la organización en su informe trimestral.
Según los datos de la OCDE, la economía israelí se contrajo un 4,1% en los primeros meses de la guerra, y siguió contrayéndose, aunque a un ritmo más lento, durante el primer y segundo trimestres de 2024.
La contracción de la economía se produce mientras se dispara el gasto militar de Israel. A principios de este año, Amir Yaron, gobernador del Banco Central de Israel, advirtió que se espera que la guerra cueste a Israel hasta 253.000 millones de shekels israelíes (US$ 67.000 millones) entre 2023 y 2025, según informaron medios israelíes. Eso supone casi el 13% del PBI de Israel, además del gasto militar ordinario, que se situó entre el 4,5% y el 6,5% anual del PBI, según datos del Banco Mundial.
El recrudecimiento del conflicto también afectó a la calificación crediticia de Israel, encareciendo el endeudamiento del país, que fue rebajado por varias agencias de calificación desde el comienzo de la guerra.
En un comunicado del mes pasado, la agencia de calificación crediticia Moody’s advirtió de que una guerra total con Hezbollah o Irán podría tener importantes “consecuencias crediticias para los emisores de deuda israelíes”.
Una crisis de legitimidad
Un segundo frente, especialmente uno que podría ser mucho más perjudicial para Líbano que para Israel, podría ser la gota que colmara el vaso para muchos países ya críticos con la guerra de Israel en Gaza, según los expertos.
La simpatía mundial que Israel recibió inmediatamente después del ataque del 7 de octubre se convirtió en duras críticas debido a la devastadora reacción de Israel, que ahora se enfrenta a acusaciones de crímenes de guerra y genocidio en tribunales internacionales, lo que Israel niega rotundamente.
A nivel interno, mientras que los israelíes mostraron un mayor apetito por la lucha al comienzo de la guerra de Gaza, las encuestas muestran que el apoyo interno disminuyó en los últimos meses.
En cuanto al apoyo a una guerra contra Hezbollah, los israelíes parecen divididos al respecto.
Una encuesta publicada en julio por el Instituto para la Democracia de Israel reveló que el 42% de los israelíes cree que su país debería buscar un acuerdo diplomático con Hezbollah, a pesar de las posibilidades de un conflicto adicional en el futuro, mientras que el 38% piensa que Israel debería buscar una victoria militar contra el grupo, incluso a costa de importantes daños en zonas civiles.
A pesar de la división de opiniones, ahora hay menos apoyo a la guerra con Hezbollah en comparación con las respuestas de finales de 2023, según el sondeo.
Guzansky dijo que la presión a favor de la guerra es probablemente más palpable en el norte de Israel, donde “la gente que ya no tiene negocios, las familias (están) destrozadas… la gente (está) resultando muerta”.
Muchos de estos residentes, que vivieron cerca de la línea del frente durante casi un año, creen que “solo una guerra a gran escala puede cambiar la realidad en el norte”, añadió.