¿Tras las elecciones, qué le espera a la vecindad entre EU y México?

¿Tras las elecciones, qué le espera a la vecindad entre EU y México?

Por José López Zamorano-La Red Hispana

Menos de 24 horas después del arrollador triunfo de la primera mujer electa a la presidencia de México, Claudia Sheinbaum, el presidente Joe Biden la llamó telefónicamente para felicitarla a ella y al pueblo mexicano. 

En una votación histórica por su alta participación, los mexicanos votaron mayoritariamente por la continuidad del proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador. 

“Los dos líderes enfatizaron su compromiso de continuar la asociación sólida y colaborativa que promoverá la democracia, la seguridad y la prosperidad en ambos países”, informó la Casa Blanca. 

La respuesta de la presidenta electa fue igualmente tersa. “De manera amistosa y cordial, ambos expresamos nuestro deseo de continuar fortaleciendo la relación México-Estados Unidos en el ámbito comercial y de amistad entre nuestros pueblos, con respeto a nuestras soberanías”, indicó. 

Pero el camino a una relación sin contratiempos entre estos dos vecinos siempre está lleno de piedras. No sólo por la realidad de ser un año electoral en Estados Unidos, sino porque la agenda bilateral está saturada de retos que escapan a soluciones rápidas o simples. 

Por una parte, un eventual triunfo de Donald Trump en las elecciones del 5 de noviembre tiene el potencial de detonar nuevos irritantes entre los dos países. 

Trump amenaza con desencadenar la mayor cacería de inmigrantes indocumentados en la historia de los Estados Unidos, la cual incluiría la movilización de las fuerzas armadas para acometer redadas y expulsiones. 

De la mano de Trump, algunos republicanos del Congreso acarician la idea de enviar a las fuerzas especiales a México a combatir a los cárteles de las drogas y designar a éstos como organizaciones terroristas. 

Al mismo tiempo, un presidente Biden preocupado por una de sus mayores vulnerabilidades: el alto nivel de desaprobación en su política para contener los flujos migratorios entre Estados Unidos y México, anuncia medidas radicales contra los migrantes para mejorar sus posibilidades de triunfo en noviembre. 

Amparado en la polémica autoridad 212 (f), usada nada menos que por Donald Trump para acometer su tristemente célebre “Travel Ban” y otras acciones draconianas, Biden cerrará parcialmente la puerta quienes soliciten asilo entre los puntos de ingreso a México si su número rebasa las 2,500 personas al día. 

Se trata de una copia al carbón de una de las cláusulas más polémicas de la iniciativa bipartidista de migración que fue dinamitada por Trump y los republicanos. 

Como es obvio, el éxito de esa iniciativa depende de qué México acepte en su territorio a los solicitantes rechazados. Actualmente la cuota aceptada por el gobierno mexicano es de 30,000 personas al mes.

Las fricciones migratorias son sólo uno de los retos de una relación bilateral compleja. Pero al menos existe el compromiso de los actuales líderes en ambos países de trabajar de manera cooperativa y respetuosa. Ojalá ese espíritu se mantenga más allá de quien ocupe los liderazgos en cada país, porque no nos queda de otra. 

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