El tercer informe de la comisión de Ayotzinapa refuerza las tesis de López Obrador

El tercer informe de la comisión de Ayotzinapa refuerza las tesis de López Obrador: minimiza la tortura a los detenidos y enfatiza las búsquedas 

El presidente manda una carta a las familias de los 43, desvelando que Encinas negoció con El Gil su colaboración, a cambio de que México no extraditara a un líder del CJNG a EE UU 

Por: Pablo Ferri-El Pais 

Publicado este miércoles, el tercer y último informe de la comisión presidencial del caso Ayotzinapa antes del fin del Gobierno ha tomado la senda de las tesis del presidente, Andrés Manuel López Obrador, centrada en señalar enemigos y lamentar errores pasados. Dividido en cinco grandes apartados y dos secciones especiales, el informe enfatiza el aumento de las búsquedas en campo, cuestiona la presunta tortura que sufrieron decenas de detenidos, liberados hace años por ello, y revela la frustración de los documentos anteriores: a 10 años del ataque contra los normalistas, se sabe poco sobre su destino. 

Este miércoles, López Obrador se ha referido al informe en su conferencia de prensa matutina. El presidente ha proyectado la carta que ha mandado a las familias de los 43 estudiantes desaparecidos, que acompaña al texto. En la carta, desvela que el primer responsable de la comisión, Alejandro Encinas, negoció la colaboración de uno de los presuntos cabecillas del grupo criminal que atacó a los estudiantes, Gildardo López Astudillo, alias El Gil, a cambio de que México no extraditara a Abimael González, un líder del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) a Estados Unidos. 

Se ignoran las motivaciones de El Gil para hacer esta petición. El grupo criminal con el que trabajaba, Guerreros Unidos, manejaba un importante negocio de producción y trasiego de heroína y otras drogas a Estados Unidos. En sus declaraciones como testigo protegido, de 2020 en adelante, el mismo López Astudillo señalaba que el grupo criminal tenía presencia, además de en Guerrero, en “Puebla, Quintana Roo, Guanajuato, Querétaro, Tabasco y Tijuana”. López Obrador ha dicho que aunque El Gil les ayudó al principio, luego dejó de hacerlo. Después de años de colaboración, la Fiscalía lo detuvo de nuevo en agosto por un viejo cargo de tráfico de drogas. Una fuente cercana a las investigaciones que ha consultado EL PAÍS señala que El Gil y el líder del CJNG se conocieron en la prisión de El Altiplano y ahí se hicieron amigos. 

Sorprenden las palabras del presidente en la carta, por el lugar casi marginal que ocupa Encinas, señalado de arrimar a los investigadores con El Gil, convertido, este último, en uno de los enemigos principales de la verdad para el Gobierno saliente. Después de casi cinco años al frente de la comisión y de la subsecretaría de Derechos Humanos de Gobernación, Encinas dejó el cargo a finales de 2023, desgastado por su relación tirante con el Ejército, las críticas de las familias de los 43 y el mismo presidente, que le acusó veladamente de colocarse demasiado cerca de los abogados de las familias y las organizaciones de derechos humanos. 

El tercer informe aprovecha también para golpear al antiguo encargado de la comisión. En las primeras páginas, el texto enfatiza el aumento exponencial de las búsquedas en campo. “En lo que va de 2024 se han realizado acciones de búsqueda de los jóvenes desaparecidos en 294 sitios, tres veces más que el año anterior”, señala el texto. Este aumento, reconocen sus autores, responde a la petición del presidente de apurar opciones, sean cuales sean. “Esta comisión visitó penales federales y locales en los que están recluidas diversas personas relacionadas con el caso, señala el texto. 

Uno de los capítulos más llamativos, el seis, apunta a una de las obsesiones del presidente López Obrador en el caso, la famosa sentencia 203/2017, en que un tribunal de Tamaulipas ordenaba reiniciar la investigación del caso Ayotzinapa, por la enorme cantidad de irregularidades registradas en los primeros años de las pesquisas, durante el Gobierno de Peña Nieto (2012-2018). Producto de esa sentencia, recuerda ahora el informe, más de 60 presuntos implicados en el ataque quedaron libres. 

En muchos de esos casos, los acusados quedaron en libertad porque sus defensas alegaron que los agentes captores los habían torturado. La sentencia en realidad no desvelaba nada nuevo al respecto. Las denuncias de tortura en el caso venían de lejos. En un informe de la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas sobre el caso, publicado en 2018, meses antes de que saliera la sentencia, sus autores denunciaban que contaban con “fuertes elementos de convicción sobre la comisión de tortura, detenciones arbitrarias y otras violaciones de derechos humanos” en contra de decenas de detenidos. 

Ahora, la comisión presidencial ha dedicado un apartado del capítulo seis a señalar las presuntas irregularidades que el tribunal cometió, cuando exigió al la vieja Fiscalía que realizara los estudios correspondientes para determinar si los detenidos habían sufrido tortura. Según el informe, el tribunal no dio tiempo a que los investigadores lo hicieran de manera adecuada, así que en los casos en que la fiscalía no mandó sus informes, determinó que la tortura existía. 

“Algunos de estos procesados liberados por efecto de la sentencia sí participaron en la ejecución y desaparición de los jóvenes. Esto queda de manifiesto cuando uno de los supuestamente torturados, poco después de ser liberado, afirmó en calidad de testigo colaborador que él formaba parte de los Guerreros Unidos y participó en la desaparición de los jóvenes”, dice, en referencia a El Gil. En realidad, El Gil, en sus declaraciones como testigo protegido siempre se coloca lejos de la agresión contra los muchachos. 

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